
La actual revolución industrial nos ofrece la posibilidad de tener dispositivos con alto desarrollo de la Inteligencia Artificial (AI) que automatizan procesos de forma eficiente y precisa.
Por tal razón, las cámaras de seguridad no son ajenas a estos grandes cambios tecnológicos y hoy nos ofrecen muchas ventajas como captar registros visuales de alta resolución, integración de sensores de detección, mayor almacenamiento de archivo y otros.
Sin embargo, se plantea la siguiente inquietud: ¿qué se debe hacer para que éstas herramientas tengan la efectividad que se requiere para la videovigilancia?
Más allá de contar con dispositivos de alta gama que contribuyan a mejoras en la seguridad de un lugar, es necesario contar con un seguimiento a estos para medir su impacto y hacer correcciones para lograr una optimización en los procesos.
Por estas razones, el desarrollo de diversas analíticas inteligentes de vídeo permite a los operadores de seguridad mejorar en sus tiempos de respuesta ante una alerta y/o evento capturado por la cámara. Tales notificaciones pueden llegar vía SMS, correo electrónico y ventana emergente en un video wall o retroproyector. Esto contribuye a no tener que mirar monitor por monitor para saber en cuál área se presenta la novedad y disminuir falsas alarmas a través de algoritmos inteligentes que permiten clasificar movimientos constantes de personas u objetos dentro de una zona.
En ese sentido, se han desarrollado analíticas como:
– Conteo de personas: rastrea el número de personas que ingresan y salen de un área específica, y proporciona una estadística a una determinada cronología que puede ser manual o automática.
– Mapas de calor: busca reconocer patrones del movimiento de las personas en una determinada área.
– Gestión de líneas (filas): esta permite calcular cuántas personas aproximadamente permanecen en un área específica por un determinado tiempo.
Otras analíticas de vídeo que también tienen gran importancia son: detección de cuerpos en área definida, neblina y clasificación de audio.
– La detección de cuerpos en área definida: se basa en la intensidad de movimientos de un objeto, misma que debe de estar comprendida dentro de un rango configurado por el usuario.
– Detección de neblina: este algoritmo se basa en la localización de una imagen borrosa en la escena, que a su vez detecta automáticamente un conjunto de partículas de agua (líquidas o gaseosas) y envía una alerta al sistema de gestión de vídeo. Algunas cámaras cuentan con ajustes para esta detección.
– Clasificación de audio: extrae las características de la fuente de audio captada a través del micrófono interno o externo y calcula su proximidad con base en los datos almacenados en el sistema. Esto clasifica los patrones de sonidos relacionados a gritos, disparos, explosiones y roturas de vidrios.
Gracias a estos avances tecnológicos, las analíticas de audio y vídeo inteligentes le permiten a un solo operador tener mayor precisión en el monitoreo a la seguridad y reducir paulatinamente el porcentaje de desatenciones de eventos críticos que pudieran suceder.
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Fuente: Seguridad en América
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